That's why the RedSox will NeVeR win the Damn Series
Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el
interior.
No son las catástrofes, los asesinatos, las muertes, ni las enfermedades
las que nos envejecen y nos matan; es la manera en que los demás miran, ríen y
suben las escalinatas del bus.

"Señor alienígena con nombre de americano, ha sido usted embargado"
¿La vemos o no? Venga, sí. Aunque la parte WTF del principio es lo único que le da chicha a la peli, es lo único realmente original, que aporta alguna idea nueva, algún planteamiento poco habitual. E incluso alguna referencia muy velada a nuestra sociedad y alguna invitación a pensar.
El resto está entretenido, pero nada más. Si en NSL pusiéramos estrellitas a las cosas que vemos, leemos y escuchamos, Distrito 9 se llevaría alrededor de la mitad. Tres de cinco o algo así.
Ante esta situación, Microsoft y Sony, en lugar de seguir por el camino "profesional", se apuntan al carro de Nintendo, sacando sus propios controladores de movimiento, y sacando títulos como el que hoy nos ocupa.Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.
El genial opening de la serie [que a mí se me hace desagradable]
Mírale qué majo
Básicamente, era un aparatillo que sacó Telecinco en aquellos años cuando aún no existían móviles, que nos permitía poder concursar en los programas de la tele. Todo muy interactivo, señores. El artefacto, presentaba 4 botones identificados por formas geométricas -triángulo, cuadrado, círculo y aspa- cuya coincidencia con los botones del mando de Playstation -que no saldría hasta varios años después- me acojona un huevo. El mecanismo era sencillo: tu respondías a las preguntas de la tele en tu teletrébol, llamabas a un número de teléfono (de pago), y el teletrébol hablaba con el teléfono en un lenguaje de pitidos común que solo el servidor telefónico de telecinco y el teletrébol conocían (esto último tiene fiabilidad cero, ya que son sólo suposiciones mías). Pero no empecemos a chuparnos las pollas todavía, ya que fue un fracasazo: Lo único que recuerdo es a uno de clase contarme que lo tenía "la que limpiaba en su casa" y creo que también llegué a verlo en una juguetería local (!). Al final lo retiraron al poco tiempo, porque era todo un poco timo, y Telecinco se negó a dar un premio al legítimo ganador. El pobre teletrébol no tenía la culpa, pero fue quien pagó el pato cayendo en el total olvido.
La sumisión absoluta puede ser una forma de libertad.
En la primera, las acciones esconden sentimientos y emociones que son protagonistas en la historia, casi por encima de Carl e incluso de Ellie, el personaje más potente de la película, pese [o tal vez gracias a] su corta presencia en pantalla. En la segunda, las acciones mandan sobre el resto, buscando entretener, hacer sonreír.Me buscas para que te diga lo que quieres oír. Y te lo digo.
Te busco para que me digas lo que no quiero oír. Y no me lo dices.
Sonreímos los dos.
Damos algunas vueltas con palabras, bailamos, nos divertimos, tonteamos, nos hacemos cosquillas el uno al otro, allí donde no llegamos solos.
Dejamos de pensar. A ti te sienta bien. Ya sabes que a mí no tanto.
Y patino con alguna idiotez que pronunciada suena diferente que en mi cabeza.
¿Diferente? No, más bien peor. Tal vez mucho peor.
Y nos distanciamos. Silencio incómodo que interrumpes con miradas. Miradas que interrumpo con palabras inapropiadas, pronunciadas a trompicones.
Más distancia, más silencio.
Mientras te veo marchar, esperando que te gires como has hecho otras veces, acaricio lentamente, casi inexpresivo, el brazo tenso de mi peor enemigo. Y ni le miro.
-¿A dónde se dirige?
El revisor lo preguntaba como si fuera algo sencillo de responder. Obviamente, se equivocaba.
Frente a él una pareja hecha de labios, manos y susurros. Ellos van a amarse.
A su lado un anciano, oliendo a recuerdos, con su pañuelo tan húmedo como sus ojos. Él va a despedirse.
Detrás, la joven de traje que entró corriendo en el vagón, hablando enloquecida por teléfono. Ella va a perseguir sus ambiciones.
En el pasillo, dos niños correteando. Ellos van a ser nosotros.
-¿Me está oyendo? ¿A dónde va?
Sonrió melancólico. –No lo sé.
Con este microrrelato participé en el III Certamen de Relatos Breves de Renfe. Temática: el tren y el viaje. Sí, toco muy tangencialmente estos temas, igual por eso sumé mi tercer fracaso en el mundo de la micronarrativa [o igual no, pero a mi ego le sirve de excusa]. Y sí, el título es horrible, pero fue lo único que me salió con las tres palabras que me quedaban.
Aprovecho para comentar que el ritmo de publicación de NSL está siendo alterado por la desordenada vida del verano, aunada con ciertas obligaciones que no debería seguir postergando. Es de esperar que, a partir de septiembre volvamos a la senda que tanto nos había costado alcanzar.
Ah! Y, no preocuparse, con este artículo se cierra el ciclo de entradas de microrrelatos, al menos por una temporada ^_^
Si no eres parte de la solución, eres parte del problema
Estaban sentados en un bordillo de la Cuesta de Santo Domingo. Todavía era temprano para el encierro y la calle estaba casi despejada.
Él miraba hacia el río y recordaba escenas del pasado. La cogida de su padre en el 96 se clavaba como una punzada en su pecho. La primera vez que corrió junto a él, seis años más tarde, erizaba el vello de sus brazos.
Ella miraba las estrellas, los colores del cielo y el rumor del viento traían visiones de días por venir. El viaje que habían prometido hacer al sur, tras los exámenes de septiembre. La película que había prometido no ver si no era con él.
-No entiendo por qué lo vas a hacer.
-Pues está bien claro. A ver, ¿por qué lo haces tú?
-¿Qué tendrá que ver? Yo no estoy muerto de miedo.
-Sí lo estás.
Él recordaba las veces que le había visto esconder lágrimas según volvía de correr.
-¿Es por eso? ¿Quieres que pase miedo por ti?
Ella recordaba las veces que sus ojos habían brillado al contarle lo cerca que estuvo de las reses.
-No tiene nada que ver.
Se miraron largamente. Y se besaron.
Runo: en una de mis pausas entre libro y libro de La Canción de Hielo y Fuego [ya sólo me falta Festín de Cuervos], me estoy leyendo La Catedral del Mar. Y es un pufo. Pero lo realmente runo es que un libro tan mediocre alcance tanta fama.No importa lo que digan de mí, siempre que escriban bien mi nombre
¿Cómo es posible? ¿Solamente se salvan tres sagas? Así es, y todo por culpa de las malditas secuelas innecesarias...