Evolución y Adrenalina

La Evolución necesita una revisión. No la Teoría de la Evolución, ésa está fenomenal, me refiero a la Evolución en sí. La Madre Naturaleza debería proporcionarnos otras formas de prosperar como especie... Hemos llegado a un punto en que, en el mundo desarrollado, casi todos sobrevivimos hasta la edad de procrear, aptos o no. Y las parejas no nos eligen por nuestra virtud como especímenes de una especie, sino por lo monos que somos, por nuestro encanto natural... o porque seguimos el Método en cierta noche de borrachera, yo qué sé.

Por otra parte, muchas de las cosas que nos matan lo hacen despacico, dándonos tiempo a procrear a gusto hasta entonces. La Evolución no va a terminar nunca con el gusto por el tabaco, ni con la comida basura, ni con el alcoholismo de fin de semana.

Luego están las cosas que ya no nos hace falta, pero que aquí siguen. El apéndice, por ejemplo. Tuvo su ocasión para desaparecer cuando no sabíamos operar de apendicitis... Ahora, ya ves, es una cirugía rutinaria. Dad por hecho que ese órgano que no nos sirve para nada, seguirá siglos y siglos con nosotros, ha escapado del radio de acción de la Evolución.

O la adrenalina. ¡Qué rara vez nos hace falta ahora la adrenalina! No me malinterpretéis, que no tengo ni idea de biología, fijo que la necesitamos para mil cosas que yo desconozco por completo, pero sé de una faceta en la que ya no nos hace falta: no necesitamos, por regla general, un chute de drogas orgánicas frente a una situación de riesgo, porque ya no padecemos esas situaciones... El contrapunto es que, como los chutes de drogas orgánicas molan, nos ponemos en riesgo adrede para liberar nuestras dosis de adrenalina... Gracias, Madre Naturaleza, por ser la primera narcotraficante de la historia. Gracias por empujarnos a tirarnos de aviones con un trozo de tela para conseguir esa buena mierda que tanto nos gusta generar. Gracias.

Saltando al vacío en busca de un poco de droga natural

Evolución y adrenalina... menuda paradoja, ¿no? La Evolución nos proporcionó la adrenalina porque nos hace estar más capacitados para responder ante una situación de riesgo, pero ahora nos sirve para sentirnos atraídos por las situaciones arriesgadas.

A las polillas también les pasa algo de este estilo. Antes les debía venir muy bien volar hacia las luces. Las luces, antes, eran la luna y poco más. Volar hacia arriba debía ser lo bueno para una polilla, así no le molestaba lo que fuera que hubiese abajo... y las luces estaban arriba. Y así quedaron programadas, como si les hubieran puesto Poltergeist subliminalmente durante su gestación... "ve hacia la luz". Pues lo siento, polillas, la luz ahora son, a menudo, bombillas. Y las bombillas queman y os ponen cerca de una especie a la que no le caéis bien.

Este pequeño problema de las polillas igual sí lo arregla la Evolución, pero lo nuestro está más complicado, por eso que comentaba antes, ahora sobrevivimos a casi todo. Ya lo decía el otro día por Twitter... algo no está haciendo del todo bien la Evolución con nosotros si nos gusta el olor a gasolina, los McDonalds y la corteza del queso. También mencionaba las gominolas, pero he sido fuertemente criticado por ello, así que investigaré más antes de asegurar que están en el grupo de cosas que nos matan lentamente y que no vamos a superar jamás.

Necesaria Necedad

Me voy a cambiar de móvil. Es inminente. Me haré con un cacharrito de ésos que llevan dentro la maravilla que es Internet. O la que dicen que es... ¡qué más da! Maravilla al fin y al cabo. Ahora me resulta fundamental poder añadir una foto del buen día que hace cuando twitteo que hace un buen día. Y mi móvil no sabe hacer eso.

Mi pobre viejo móvil, que llegó a mi bolsillo con su radiante pantalla táctil y con promesas de futuro y de vanguardia. No sé qué había hecho hasta ese día sin una pantalla táctil... Ahora no necesitaba navegar por menús con un cursor, podía tocar los iconos. Eso era el futuro. Ya ni recuerdo qué móvil tenía antes, acabó en el olvido de los terminales obsoletos.

Y a los pocos meses, mi nuevo terminal táctil resultó no ser más que un trasto inútil que no tenía Wifi, ¡¡ni GPS!! ¿Para qué quiero yo un cacharro sin GPS? ¿Y si en algún momento me da por comprarme un coche? Y lo de la Wifi, mejor ni mencionarlo...

Nada, nada, que me cambio de móvil, como digo, es inminente. Necesito tener acceso a Internet en cualquier momento, desde cualquier sitio. Y digo que lo necesito, como quien necesita salir de fiesta un sábado. ¿Me va a dar un yuyu si no lo hago? Pues no, pero me quedo de mal rollo. Y paso de quedarme de mal rollo.

Así funcionan ahora las cosas... Aunque, a decir verdad, estoy convencido de que no es algo nuevo. Es un camino que arrancó hace mucho tiempo. Tal vez se iniciara en una caverna, con el primer jarrón de cerámica decorado con motivos de una cacería de mamuts... ¿quién no habría querido uno? ¿Quién sabe si alguien no mató en su día por uno? Ahora son cosas más sofisticadas y no matamos por ellas, hacemos colas por la noche para comprarlas.


Tener teléfono en casa era suficiente, ahora lo necesitamos llevar encima. Tener Internet en la biblioteca era suficiente, pero poco a poco se fue arrastrando hasta nuestros bolsillos. Tener un cine en tres dimensiones en la ciudad hoy en día es suficiente. Ya nos pegaremos por ponérles ese tipo de pantallas a nuestros cacharritos de mano, ya.

Pues eso. Que yo necesito un móvil nuevo. Y vosotros también, para poder leer mis desvaríos en el móvil y no en esos ordenadores tan siglo-veinte que os gastáis algunos. Vergüenza os debería dar.