Últimamente ya no veo telediarios. No ha sido una decisión seria, ha sido por temas prácticos. Pero no veo telediarios. Tampoco suelo ojear periódicos virtuales en el curro, ni hojear periódicos reales en el metro. Y, ¿sabéis qué?, mi calidad de vida ha mejorado ligeramente, no tanto como uno esperaría, pero algo al fin y al cabo.
El caso es que no estoy completamente desinformado. Sigo manteniendo mis lecturas en el reader que, de algún modo u otro, recuerdan cómo están las cosas ahí fuera. Sigo a gente en Twitter que comenta esta o aquella noticia. Y sigo con la permanente sensación de que muchas cosas serias parece inevitable tomarlas a coña y de que muchas coñas se toman con impensable seriedad.
Pero sí, he mejorado ligeramente. Ahora las noticias que me llegan lo hacen de un modo mucho más puro: con subjetividad personalizada. Me llegan por mi entorno, a través de gente cuyas ideas conozco bien, sin ningún intento de manipulación velada; no, son meras opiniones y así se me sirven. Qué gusto. Hasta que consiga una burbuja hermética en la que meterme, esta situación es la mejor a la que aspiro.
Al menos durante un ratito. Al menos durante el tiempo suficiente para descongestionarme del ruido de fuera, ahora que estoy tan concentrado en el de dentro. Luego volveré a pegar el oído. Ya veremos si, para entonces, me hace más gracia que ahora o si me lo tomo más en serio.
1 comentarios:
Yo no podría haberlo dicho mejor.
Desde que estoy desinformada... creo que tengo un criterio más claro, y honesto de todo cuanto pasa.
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