Os voy a contar una historia que no ocurrió nunca.
Era cerca de Halloween y se habían disfrazado de pilotos de
top gun. Sabían de sobra que no da miedo, pero era el único disfraz que estaban
dispuestos a ponerse. La noche estaba siendo perfecta, en el sentido en el que
sólo una noche con disfraces de top gun y litros de alcohol puede serlo.
Entonces ocurrió. Eran las 2:10 de la madrugada cuando ella,
la vampiresa más arrebatadora de todo el bar, se cruzó en su camino para
dedicarle los movimientos más imposibles y sensuales. Cuando él le dijo que era
preciosa, ella le preguntó de qué color tenía los ojos. Y falló. Ella se marchó
sonriendo, él sabía que todavía estaba jugando, el baile no había terminado. Y no
podía volver a fallar, tenía que estar al 120%, tenía que ver todo, oler todo,
escuchar todo, entender todo. Se quitó las gafas de aviador… olvidando que
todavía sujetaba una cerveza con esa misma mano. El mono de piloto quedó
empapado y, cuando ella volvió a apretarse contra su cuerpo, de nada sirvió la
excusa de que había sido un accidente causado con la noble intención de poder
ver mejor sus ojos.
Eran las 2:40 cuando todo había terminado… ¿todo? No, quizás
no. Esa noche cambiarían la hora, a las 3 serían las 2. Y a las dos él todavía
no había conocido a la vampiresa. El destino le estaba brindando una segunda
oportunidad, lo intentaría de nuevo y lo intentaría mejor. Agarró a sus amigos
y salió del bar, tenían que actuar con rapidez, repetir sus pasos, de nada serviría
todo esto si cometían alguna imprudencia y cambiaban el orden de los
acontecimientos… aunque, bien pensado, lo único que quería era cambiar el orden
de los acontecimientos.
Ahora no está muy claro lo que pasa. Se abre un abanico de
posibilidades, una multitud de universos paralelos. La idea de que el descabellado
plan funcione es la mejor, yo creo, en el fondo al tío se le quedaría cara de
idiota, es imposible que de verdad pensara que todo esto iba a salir bien, ¿no?
Claro, que puede ser que ella le esté dando bola sólo para demostrarle que
estaba predestinado a fracasar y que encuentre otra excusa para darle candil a
pesar de que él recuerde el color de sus ojos y no se tire una cerveza por
encima. Hay muchas más preguntas trampa o novios que están a punto de llegar
listos en la recámara para poder decir que no a un chico en una noche previa a
Halloween.
El otro gran escenario es el fracaso estrepitoso del plan. ¡Qué
perfecto y merecido ridículo! Ya me imagino a nuestro protagonista de la noche
intentando que todo este absurdo movimiento juegue en su favor con algún cliché
estúpido similar a “sabía que era una locura, pero tenía que intentarlo si eso
me permitía poder bailar contigo otra vez”… ¡por favor!, ¿no te das cuenta de
que si esa frase funciona es porque ella quería que funcionara desde el
principio? De ser así, no le habría echado para atrás un poco de cerveza en un
mono de top gun, digo yo...
Mi consejo es, amigos lectores de NSL, que no olvidéis que
aquello de “a las 3 serán las 2” no se considera viajar en el tiempo.
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