Fragmento del capítulo XXV de Niebla, de Miguel de Unamuno [1864-1936]. Se trata de una conversación entre Víctor y Augusto. Justo a continuación de este extracto, Unamuno confiesa cómo está usando a Víctor y su nivola para excusar la suya propia.- Y pensar es dudar y nada más que dudar. Se cree, se sabe, se imagina sin dudar; ni la fe, ni el conocimiento, ni la imacinación suponen duda y hasta la duda las destruye, pero no se piensa sin dudar. Y es la duda lo que de la fe y del conocimiento, que son algo estático, quieto, muerto, hace pensamiento, que es dinámico, inquieto, vivo.- ¿Y la imaginación?- Sí, ahí cabe alguna duda, suelo dudar lo que les he de hacer decir o hacer a los personajes de mi nivola, y aun después de que les he hecho decir o hacer algo dudo de si estuvo bien y si es lo que en verdad les corresponde. Pero... ¡paso por todo! Sí, sí, cabe duda en el imaginar, que es un pensar...
Me gusta la idea de que la certeza es quietud, mientras la duda es movimiento. Y tiene mucho de científico, ¿no?: la ciencia avanza, se mueve, sólo dudando de lo que está ya establecido. También, se me ocurre, es un fenómeno que se replica en nuestras sociedades. El progreso, si existe, vendrá a través de la duda sobre las reglas que nos rigen hoy.
Quizás sea bueno que sepamos algo menos, y dudemos algo más. Si bien, todavía tengo dudas sobre esto...
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