Breve disertación sobre la realidad

En el fondo, ¿qué más da si es real, si es de verdad o no?

De hecho, ¿qué quiere decir que algo sea de verdad? ¿Que lo podemos ver, tocar, oler, oír, saborear? ¿Que podemos, al fin y al cabo, sentirlo? Si en el fondo sentimos mucho más las cosas que ni vemos, ni tocamos, ni olemos, ni oímos, ni saboreamos…

Quizás lo que es de verdad es aquello que nos hace creer, igual que un dios es real para alguien religioso. O puede ser que lo de verdad sea aquello que podemos demostrar de manera científica que “es”. O aquellas cosas por las que seríamos capaces de zarpar a la guerra, ¿puede haber algo más real que las cosas que nos empujan a luchar?

Pero un día nos despertamos sin fe y, de repente, lo que era real se transforma en ilusión. O aquello que la ciencia creía imposible se convierte en una posibilidad y, sin previo aviso, lo que era fantasía pasa a ser real. O nos quedamos sin energías para luchar... y estas ideas se vuelven aún más irrelevantes.

Tantas definiciones, tantos acercamientos, tantas formas de entender lo real que, ¿qué más da que algo no lo sea? Y qué difícil es, a veces, hacer entender a otros que algo sí lo es...

Quizás todo esto funcione al revés, quizás no importe si algo es de verdad o no… salvo en el fondo.