Wall·E: calidad, cabeza y corazón

Ayer vi la última película de Pixar, Wall·E, y salí encantado del cine, como [lamentablemente] pocas veces se sale, al menos últimamente. Para el que no lo sepa, la película trata de un robot [por supuesto, Wall·E] que habita la Tierra en solitario, dedicado a la imposible tarea de limpiarla de la contaminación y los desechos que llevaron a sus habitantes a abandonarla siete siglos atrás. La vida de Wall·E se complica cuando un visitante inesperado aterriza en el planeta con una instrucción ineludible y un efecto aplastante en el “corazoncito” del robot.

El propio cartel ya es una obra de arte

Pero, como no podía ser de otra manera, no pretendo destripar la peli, sino contaros por qué me ha gustado a mí [y, desde luego, no sólo a mí], es más, por qué me parece excelente. Tres cositas:

Calidad

Extrema calidad. Es Pixar elevado al cuadrado. Las cosas que en la animación han de ser simples, lo son; mientras las que deben ser complejas, gozan del más mínimo detalle. En particular, hay dos elementos que destacan por encima del resto:
  • La expresión de los personajes principales. Los pocos elementos con los que Wall·E puede expresar sus emociones se utilizan de una manera tan magistral que casi nos olvidamos de que no es humano. Los ojos, las manos, la manera en que se esconde dentro de sí mismo… Lo mejor es que Eva tampoco se queda atrás.

  • La banda sonora se entreteje con la historia logrando que la poesía tome cuerpo en algunos [muchos] momentos. Sobre todo, pero no únicamente, en los que sirven para presentarnos al protagonista de la historia.
Cabe mencionar que el hilarante corto que precede a la película, Presto, ya es en sí una buena muestra de los niveles de calidad que está alcanzando la animación de Pixar. ¿No lo habéis visto aún? Lo podéis ver aquí [vía Blog de Cine].

Cabeza

Lejos de limitarse al mero entretenimiento o a inyectarnos algo de moralina, tal y como nos tenía acostumbrados el antiguo mundo de la animación [con muchas y honrosas excepciones, por supuesto], Wall·E deja un gran espacio a la reflexión. Nos quita por momentos la pantalla que cubre nuestra vista para enseñarnos el mundo tal y como es. Y lo hace sin mostrarnos ese mundo, nos invita a descubrirlo dentro de nosotros mismos.

Por supuesto, la película tiene una premisa de sencillez que hace que algún punto del argumento resulte excesivamente simplista. Pero seguramente prescindir de la sencillez significaría prescindir de la magia. Seguramente las explicaciones a hechos aparentemente imposibles, lejos de conseguir una película más realista e inteligente, nos harían dejar de creer en el cuento que estamos viendo. Porque Wall·E no deja de ser un cuento, una larga metáfora, lanzada no sólo al alma del espectador, sino también a su raciocinio.

Corazón

Pero, desde luego, toca el alma del espectador. Con un millón de detalles que consiguieron mantener mi piel de gallina durante la mayor parte del metraje. El protagonista de la cinta es, posiblemente, el personaje más entrañable que se ha visto en las pantallas de cine en mucho tiempo. El tiempo que dura la presentación del personaje es suficiente para que nos enamoremos de él, de cómo es fiel a una tarea que parece no tener ningún sentido, y de cómo, lejos de vivir por y para esta tarea, busca otras pequeñas cosas que en su soledad puedan llegar a llenarle…

Ver, tras esta presentación, cómo crece la relación de los dos protagonistas es casi una vivencia, a pesar de que ambos sean robots fruto de la animación. Sus gestos y los cambios que se producen en cada uno, nos tocan como leves caricias.

La relación asimétrica que sostiene la historia plasmada en un fotograma

Y además está… todo lo demás: los homenajes cinematográficos, la belleza extraña de los escenarios, los momentos de carcajada, los excelentes secundarios, incluso la dulce moralina.

En resumen, un soberbio espectáculo, que trasciende la pantalla. Elegante, inteligente y sensible.

~/Love of Lesbian/~/Domingo Astromántico/~

1 comentarios:

Se busca G.R. dijo...

No sé como será la peli, pero solo por como hablas de ella casi me están dando ganas de adoptar al robot ese. Si no es esta semana, la próxima iré a verla (te contaré)