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Es la filosofía básica de demasiadas cosas de la vida: ensalzar aquello que nos arranca alguna sensación hasta convertirlo en un punto de escape del tedio, en un centro de gravedad para todo lo que no es grave. La figura con las manos tiene su encanto, pero es la proyección en la pared la que toma un nombre, la distorsión de la realidad es lo que en el fondo importa, porque la realidad puede o no existir, pero sabemos que nosotros consumimos percepciones.
El juego se complica cuando las percepciones se manipulan y desvirtúan, cuando la luz viene de lado y la mariposa se convierte en algo antinatural. El secreto está en aprender a jugar con las distorsiones para convertir la sombra en algo nítido y perceptible, independientemente de lo que hagan las manos. El modelo y la vista se han separado tanto que apenas podemos decir que uno sea base del otro. Y la imagen en la pared, que tanto nos gusta mirar, no tiene nada que ver con la realidad oculta en las manos.
La verdad sobre las sombras chinescas es que el engaño se realiza más para uno mismo que para cualquier otro espectador.
Fragmento del capítulo XXV de Niebla, de Miguel de Unamuno [1864-1936]. Se trata de una conversación entre Víctor y Augusto. Justo a continuación de este extracto, Unamuno confiesa cómo está usando a Víctor y su nivola para excusar la suya propia.- Y pensar es dudar y nada más que dudar. Se cree, se sabe, se imagina sin dudar; ni la fe, ni el conocimiento, ni la imacinación suponen duda y hasta la duda las destruye, pero no se piensa sin dudar. Y es la duda lo que de la fe y del conocimiento, que son algo estático, quieto, muerto, hace pensamiento, que es dinámico, inquieto, vivo.- ¿Y la imaginación?- Sí, ahí cabe alguna duda, suelo dudar lo que les he de hacer decir o hacer a los personajes de mi nivola, y aun después de que les he hecho decir o hacer algo dudo de si estuvo bien y si es lo que en verdad les corresponde. Pero... ¡paso por todo! Sí, sí, cabe duda en el imaginar, que es un pensar...
Tengo una extraña teoría. En realidad tengo muchas extrañas teorías que yo mismo desconozco y que afloran como punzadas de realidad, como certezas indiscutibles, como revelaciones repentinas que se desenmascaran en un único instante y que mueren al morir aquél. No obstante, algunas son recurrentes y las acabo aceptando como parte de mi percepción global de la vida, del mundo y de la gente. Estas líneas hablan de una de esas teorías recurrentes.
El tiempo es la sucesión ordenada de los acontecimientos. Entendemos el tiempo como algo lineal porque entendemos la vida como efectos y sus causas, y la lógica fuerza a que la causa preceda al efecto. Pero por otra parte sabemos que la lógica no suele regir la vida y la necesidad de que exista el tiempo se diluye. Existe porque lo percibimos, de acuerdo. Sin embargo hay cosas que resultan intemporales [más que atemporales], ¿cómo somos capaces de percibir esas cosas si no se rigen por nuestra lógica de causa y efecto?
El tiempo es una ficción, una ordenación que realizan nuestras mentes para evitar el atropello de sentir toda nuestra existencia en un único suspiro denso. Queremos que se dilate y que tenga más sentido del que tiene, pero es una ficción. Somos lo que somos, lo que hemos sido y lo que seremos, y en este momento que escribo mi mente tiene tanto de lo que tiene hoy, como de lo que tuvo ayer, como de lo que tendrá mañana. Pero el futuro se oculta y el pasado se archiva para que el engaño de las causas y sus efectos sirva para algo, para que la vida misma nos depare algo que creamos no tener ya.
Los sentimientos son la explosión más absoluta del desorden real que existe en nuestros universos internos. No dependen del instante, los sentimientos “son” en el amplio sentido de la palabra, en el que implica “han sido” y “serán”. No pretendo asegurar que todo es eterno, sino todo lo contrario: todo se compone de la innumerable cantidad de partes que tuvo, tiene y tendrá. Todo es un gigantesco yin-yan con muchos más colores que el blanco y el negro. Y nunca conseguimos percibir el cuadro entero, nos centramos en distintas partes dependiendo del instante, eso es lo que nos lleva a pensar que las cosas cambian, y que cambian porque el tiempo transcurre.
Pero todo está allí siempre. Todo nuestro odio y todo nuestro amor, pasados y futuros, se condensan siempre en cada instante y son los que regulan el grado de pasión que somos capaces de albergar. No obstante, trascender al tiempo es algo que intimida y que es difícil de aceptar y eso es lo que nos lleva al engaño, forzado de manera inconsciente o fruto de nuestra limitada capacidad de percepción, no estoy muy seguro de sus causas... Pero no deja de ser un engaño que nos oculta las partes de ese todo, bien sea de manera compensatoria con el ficticio orden temporal de las cosas, o de manera indiscriminada y devastadora.
El punto al que pretendo llegar es que hay ocasiones, meros instantes, en los que consigo dejar que mi mente se zambulla en mi existir como un todo, no como una colección de instantes secuenciados, sino como un cúmulo de sentimientos que carecen de causas y razones, que solamente “son”, y es entonces cuando comprendo que el grado de pasión mide solamente mi vulnerabilidad hacia las cosas, es la intensidad de los colores de una paleta policromada... Pero no habla de lo que van a dibujar esos colores. Es por eso que los mismos tonos que nos evocan los más hermosos paisajes son los que definen con mayor precisión las imágenes más tenebrosas. Es por eso que con quien más reímos, más nos va a tocar llorar, porque lo que hemos reído y lo que vamos a llorar, forman parte de ese todo omnisciente que escondemos en nosotros, que se manifiesta parcialmente en cuanto a formas, pero siempre constante en intensidad.Y es por eso que somos capaces de prever el dolor, aunque a menudo nos mintamos a nosotros mismos, siendo partícipes del perfecto engaño.
Así, amigos de NSL, es como llegamos al núcleo de esta extraña teoría: detrás de toda estupidez se puede esconder un idiota creativo, o un necio crédulo. Confieso sentir cierta admiración por los primeros, me asombran y fascinan las mentes capaces de generar cualquier cosa de la nada, estupideces incluidas. Sobre los segundos, siento más bien lástima y algo de preocupación social, pues son el mayor riesgo del defectuoso sistema político que nos da cobijo.
Para aprender a distinguirlos, sugiero fijarse en la forma del mensaje, y no en su fondo, pues éste es invariablemente insostenible en ambos casos:
Political speech and writing are largely the defense of the indefensible... Thus political language has to consist largely of euphemism, question-begging and sheer cloudy vagueness.
El discurso y la escritura políticos son, en gran parte, la defensa de lo indefendible... Es por esto que el lenguaje político ha de consistir, en gran parte, en eufemismos, peticiones de principio y pura vaguedad nublosa. [Traducción propia]
Belief is one of the most powerful organic forces in the [universe]. It may
not be able to move mountains, exactly. But it can create someone who can.
La fe es una de las fuerzas orgánicas más poderosas del [universo]. Puede
que no sea exactamente capaz de mover montañas. Pero puede crear a alguien
que pueda.Terry Pratchett [1948-], en Reaper Man [1991]
Así que, entendamos el mensaje, a su vez, como un metamensaje. No tratemos de decirle a Lost hacia donde no puede girar. Hemos llegado hasta aquí jugando, ¿no? Sigamos el juego un poco más, sólo un poquito.
Si se me pidiera que definiera en pocas palabras el término arte, lo llamaría la reproducción de lo que los sentidos perciben en la naturaleza a través del velo del alma.