Deber ineludible

Cuando les llegue el turno, aunque consagrándose la mayor parte del tiempo a la filosofía, tendrán que cargar con el peso de la autoridad política y gobernar sucesivamente por el bien de la ciudad, con la convicción de que su tarea es, más que un honor, un deber ineludible
Así definía Platón [428 a. C./427 a. C. – 347 a. C.], en el Libro V de la República, el destino de la clase gobernante de la oligarquía sofocrática que describe a nivel teórico en su obra más importante. Cuánto mejor estaríamos hoy si nuestros gobernantes entendieran su labor no como un privilegio, sino como un deber ineludible...

Las 7 razones por las que ya no voy a Sol

Hace exactamente una semana, escribía un post en Ciberneticaeterna, esperanzado por la iniciativa de acampadas surgida a raíz del movimiento #15M. Al día siguiente, contaba aquí mis sensaciones al visitar la #acampadaSol. Eran, principalmente, buenas sensaciones. También señalaba algunas cosas que eran susceptibles de suponer un mal final a todo esto. A partir de ahí, tristemente, mi percepción de la #SpanishRevolution fue, poco a poco, en picado. Las cosas malas han ido apoderándose de un feudo que debió ser de todos.

No he vuelto a Sol, ni volveré. Aquí están mis razones:
  1. Pérdida de foco. El movimiento #15M era un grito de protesta. Sol ya no es eso. En Sol se escucha de todo, y las voces que hablan de lo que nos molesta a TODOS, de lo que nos llevó a las calles, se desdibujan y se pierden en el lienzo. No hay foco, ya no luchamos para que se escuche el descontento con la ley electoral, la corrupción y la ayuda del Gobierno a los mercados por delante de los ciudadanos. Era necesario defender un #consensodemínimos y el no hacerlo nos ha llevado al fracaso. [Un par de reflexiones de "gurús 2.0" que apuntan a este consenso de mínimos aquí y aquí]
  2. Ya no somos apolíticos. El gran triunfo de las acampadas era su amplia representatividad, lo fácil que era sentirse parte de ese movimiento. Hemos perdido esto gracias a la cantidad de propuestas surgidas de las asambleas, todas en el mismo lado del espectro ideológico-político. Independientemente de mi postura respecto a dichas propuestas, esto no debería haberse tratado de eso. Nos separa y nos etiqueta. Ser apolíticos era nuestra principal arma, y la hemos perdido.
  3. Imagen desvirtuada. Ahora en Sol hay un huerto, se reparte tabaco y bocadillos a quien sea, se montan talleres de cuentacuentos, hay señores regalando abrazos, chavales de botellón... ¿Hola? ¿Cuándo nos convertimos en una comuna que okupa [así, con "k"] una de las principales plazas de Madrid? Una vez más: esto no iba de eso. Me da igual que sea culpa de unos pocos o de unos muchos, la imagen se ha desvirtuado. No se nos debería ver como una panda de hippies o perroflautas, independientemente de lo acertada que sea la valoración. La imagen de Sol se ha desvirtuado terriblemente, y lo hará más cuanto más dure la iniciativa. Y deberíais saber que me duele decir esto.
  4. Qué es reflexión y qué no. El sábado, jornada de reflexión según las leyes que deberíamos acatar, por más o menos que nos gusten, estuve en la acampada de Valladolid. Era el primero en defender que se mantuvieran las acampadas durante ese día y el siguiente, no podíamos perder la inercia. Pero siguiendo las reglas. Dejar un micro abierto para que todo el mundo haga su pseudo-mitin no es seguir las reglas. Lo siento, pero eso no es reflexión. Es tratar de convencer. Deberíamos haber estado allí, por supuesto, hablando [reflexionando] con el de al lado, pero no gritando consignas. Y se gritaron.
  5. Sin respaldo en las urnas. El duro palo de lo acaecido el 22M demuestra que somos demasiado pocos como para seguir con una iniciativa tan tremendamente invasiva como es esta serie de acampadas. Sí, hubo muchos votos en blanco, muchas abstenciones y muchos votos nulos. Sí, aumentó el apoyo a terceras opciones. Pero casi la mitad de las personas con derecho a voto [nada menos que el 42%], siguieron eligiendo a PP o PSOE [más otro 2% que apoyó a CIU]. No hace falta señalar lo naïve que es pensar que la otra mitad del país sí apoya esta iniciativa. Somos demasiado pocos, es duro, pero es lo que han dicho las urnas. Hay que convencer a más, sí, pero no estamos legitimados para seguir métodos tan invasivos. [La imagen que dejo abajo la encontré en el Twitter de @fmenendez, al parecer sale de la página de Facebook de Democracia Real Ya. No he podido verificar los datos con los del Ministerio del Interior]
  6. Las asambleas tampoco me representan. Punto. Eso, lo siento, tampoco es democracia. No me siento representado por un "órgano" auto-erigido, que no tiene mi voz, ni mi apoyo. No sé quién está en las asambleas, no sé cómo de capaces son de hacer propuestas realistas, fundadas en conocimientos [más allá de meros ideales] y serias. Lo siento, pero no hay potestad ni, probablemente, competencia en las asambleas.
  7. Desencanto. La razón más importante: siento que nos han robado la revolución. Cómo y quién ha sido, sólo lo sé a medias. Gente con ínfulas de grandeza, empujadas por el ansia de cambio y el apoyo que todos les mostramos, han llevado la #SpanishRevolution a un terreno en el que no debería haber entrado, asumiendo una representatividad de la que realmente carecen y olvidando por qué todos salimos a la calle. Leí en el twitter de @malditofriki una de las valoraciones más acertadas sobre nuestro amago de revolución: "Rebelión en la Granja 2.0". Leed la obra de Orwell, si no lo habéis hecho. Escribió sobre el desencanto que ahora, al menos yo, siento.
No me malinterpretéis, sigo creyendo firmemente que hay que defender las cosas por las que salimos a la calle el 15 de mayo. Pero esas cosas, no otras ideas polarizadas y abanderadas sólo por una parte de nosotros. Y debemos hacerlo de un modo menos invasivo, entendiendo que no somos mayoría, para bien o para mal. Volvamos a las manifestaciones, y volvamos a gritar que "no nos representan"... Yo espero no tener que acabar gritándoselo a la gente que lo intenta desde Sol...

#AcampadaSol

Ayer fui a Sol. Llegué a las 23:30 aproximadamente, y estuve algo más de una hora. Iba en traje, por cierto, y nadie me pegó, ni era el único.

En esencia, me gustó lo que vi: gente cansada y convencida de que se puede hacer algo, de que merecemos algo mejor. Me gustó el espíritu general que envuelve el movimiento: no somos de unos, ni de otros, ni vamos contra unos, ni contra otros... somos gente que quiere un cambio. Y, joder, cómo no empatizar con ese espíritu cuando necesitamos un cambio como el comer.

[Mi entrada a Sol]

Ayer en el blog de Alex, en el que me enorgullezco de colaborar, decía que ahora es el momento de hablar de acciones concretas, pero hoy creo que me equivocaba. Cuanto más se intente concretar las acciones, más riesgo se tiene de acabar posicionados en intereses políticos de unos u otros. No, lo que hay que hacer es seguir tachando las cosas que no nos gustan, las que hay que cambiar, y los políticos serán los que ofrezcan soluciones o, si esto funciona, se quedarán fuera del cuadro.

El ambiente en Sol

Permitidme que, sólo por unas líneas, deje el meollo del asunto a un lado, lo que quiero comentar hoy, principalmente, son algunas de las cosas que llaman la atención cuando estás allí.

Para empezar, sobrecoge. Más de lo que uno puede pensar. En serio, recordad cómo era este país hace tres meses. ¿Habríais esperado ver a un montón de gente sentada en Sol bajo la lluvia de medianoche, sin intención de ir a ningún lado hasta que algo cambie? Yo no, desde luego. Os dejo algunas fotos para que os hagáis una idea de cuántos éramos, y cuántos seguirán siendo en estos momentos:
[Fijaos en los andamios]

[Debajo de las lonas es donde se parte el bacalao]

La organización

Quizás sea la organización lo que más falla en esta iniciativa...

Asumiendo que el movimiento es más o menos espontáneo, la verdad es que está sorprendentemente bien montado, pero aún así, te deja la sensación de estar desaprovechando a mucha gente con interés de arrimar un hombro para que las cosas funcionen. Yo me fui un tanto desencantado al ver que había cosas por hacer y no era fácil acercarse a quien te podía indicar cómo ayudar de un modo ordenado.

La acampada se organiza en delegaciones, cada una a cargo de algún punto básico para que la gente pueda estar sin abandonar la plaza el mayor tiempo posible. Y aunque las piezas encajan y el engranaje rueda, la organización no consigue absorber todo el potencial de ayuda que se concentra allí.

[El 2.0 de Sol visto desde la perspectiva 1.0]

La decoración

Un rápido punto aparte para la "decoración" de la Plaza. Especialmente la nueva boca de metro. Se pueden encontrar carteles reivindicativos por todas partes y lo mejor es que la mayoría están alineados con la neutralidad del movimiento.

Mención especial merece la gran viñeta de El Roto que está pegada en algún lugar del centro de la plaza: "los jóvenes salieron a las calles y, súbitamente, todos los partidos envejecieron".

[Grandísima viñeta de "El Roto"]

[La nueva boca de metro de Sol]

Lo malo

Al margen de las cosas que pueden mejorar, y seguramente mejoren estos días, en términos de organización, hay algo que no me gusta de todo esto: que se confunda el mensaje. Creo que es fundamental mantener un tono político y social neutral, ni derecha, ni izquierda, ni centro, ni arriba, ni abajo. Ni que nos vean como una panda de perroflautas, igual de malo sería que nos vieran como una panda de pijos. No se trata de etiquetas, ni de bandos.

Esto no va [no debería ir] de eso.

Va de gente que dice "se acabó".
Va de gente que dice "no con mi voto".
Va de gente harta de pagar el pato de una crisis que otros les han regalado, mientras los gobiernos garantizan la supervivencia de los que nos han metido en el fango, por delante de la nuestra.
Va de gente que quiere saber que ir a votar es relevante, que su voz se oye, que las opciones no son la misma repetida dos, tres o quince veces.

Y poco más. No deberíamos entrar en más cosas, no deberían escucharse gritos contra uno de los dos lados, porque debemos remar todos hacia el mismo sitio, sin importar que tradicionalmente simpaticemos por unos u otros. No debería ser un rechazo nominal contra nadie, sino global contra una clase política que ha dejado de escucharnos.

[Un grupo de jóvenes cantaba contra Aguirre para Telemadrid. Estoy alineado con el cántico, pero esto no va de eso]

Último apunte antes de cerrar. La policía se portó. Gracias a una decisión [posiblemente anticonstitucional] de la Junta Electoral, la concentración era ilegal. Un montón de furgones policiales nos miraban desde el kilómetro cero. Y no pasó nada. Pese a que algún despistado pensara que esto iba contra ellos y profiriera algún insulto.

He leído alguna historia de abusos policiales la noche que se desalojó la plaza. No fue lo que yo vi anoche, nada que objetar a una gente que no hacía más que su trabajo.

[Furgones policiales en el kilómetro cero]

Esto es todo, sólo queda añadir que, aunque no estoy de acuerdo con cómo están enfocando algunos este movimiento y aunque me queme ver a los políticos buscar cómo usarlo en su favor, pesa mucho más el orgullo de ver que por fin nos importa cómo va nuestro país lo suficiente como para levantarnos del sofá.

Estoy con la #SpanishRevolution, y volveré esta noche a la #acampadaSol. Y cruzo los dedos para que no nos la quiten, para que no se desvirtúe.