A mí, pareciéndome un poco de todo lo anterior, me está gustando. Me gusta el concepto de flash-aside, o cómo queráis llamarlo, que están usando. Y me gusta que se empiecen a colorear los lienzos del final, aunque sea poco a poco y añadiendo alguna pregunta más, que en ocasiones hasta encabronan un poco.
Pero, ¿qué más da? ¿Vamos acaso a decirles a los guionistas, a estas alturas, qué es lo que no pueden hacer? Yo, desde luego, no. Y menos habiéndonoslo pedido tantas veces. Porque hay dos frases en Perdidos que a mí me han tocado la fibra. Una, casi irrelevante, subtitula mi blog desde hace unos años. La otra es una filosofía de vida, de algunos personajes [principalmente de Locke] y de la propia serie en sí: no me digas lo que no puedo hacer.
Me he documentado un poco y son varios los que han llegado a pronunciar estas palabras.
- Locke las ha dicho con ira y calma, en momentos de enajenación y de misticismo.
- Jack, como nos tiene acostumbrados, las ha dicho con un cierto atisbo de locura.
- Claire las dijo un poco al revés.
- Charlie quizás se estuviera burlando al pronunciarlas.
- Eko reivindicó el botón de la escotilla con ellas.
- Ben, ay Ben, nos las dijo con su mirada de me-sorprende-que-no-veas-que-esto-es-lo-que-hay-y-punto.
- Y la némesis, el anti-Jacob, el hombre de negro, también nos las ha dicho, la misma precisa cadena de palabras.
Así que, entendamos el mensaje, a su vez, como un metamensaje. No tratemos de decirle a Lost hacia donde no puede girar. Hemos llegado hasta aquí jugando, ¿no? Sigamos el juego un poco más, sólo un poquito.