That's why the RedSox will NeVeR win the Damn Series
Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el
interior.
No son las catástrofes, los asesinatos, las muertes, ni las enfermedades
las que nos envejecen y nos matan; es la manera en que los demás miran, ríen y
suben las escalinatas del bus.
"Señor alienígena con nombre de americano, ha sido usted embargado"
¿La vemos o no? Venga, sí. Aunque la parte WTF del principio es lo único que le da chicha a la peli, es lo único realmente original, que aporta alguna idea nueva, algún planteamiento poco habitual. E incluso alguna referencia muy velada a nuestra sociedad y alguna invitación a pensar.
El resto está entretenido, pero nada más. Si en NSL pusiéramos estrellitas a las cosas que vemos, leemos y escuchamos, Distrito 9 se llevaría alrededor de la mitad. Tres de cinco o algo así.
Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.
Mírale qué majo
La sumisión absoluta puede ser una forma de libertad.
Me buscas para que te diga lo que quieres oír. Y te lo digo.
Te busco para que me digas lo que no quiero oír. Y no me lo dices.
Sonreímos los dos.
Damos algunas vueltas con palabras, bailamos, nos divertimos, tonteamos, nos hacemos cosquillas el uno al otro, allí donde no llegamos solos.
Dejamos de pensar. A ti te sienta bien. Ya sabes que a mí no tanto.
Y patino con alguna idiotez que pronunciada suena diferente que en mi cabeza.
¿Diferente? No, más bien peor. Tal vez mucho peor.
Y nos distanciamos. Silencio incómodo que interrumpes con miradas. Miradas que interrumpo con palabras inapropiadas, pronunciadas a trompicones.
Más distancia, más silencio.
Mientras te veo marchar, esperando que te gires como has hecho otras veces, acaricio lentamente, casi inexpresivo, el brazo tenso de mi peor enemigo. Y ni le miro.
-¿A dónde se dirige?
El revisor lo preguntaba como si fuera algo sencillo de responder. Obviamente, se equivocaba.
Frente a él una pareja hecha de labios, manos y susurros. Ellos van a amarse.
A su lado un anciano, oliendo a recuerdos, con su pañuelo tan húmedo como sus ojos. Él va a despedirse.
Detrás, la joven de traje que entró corriendo en el vagón, hablando enloquecida por teléfono. Ella va a perseguir sus ambiciones.
En el pasillo, dos niños correteando. Ellos van a ser nosotros.
-¿Me está oyendo? ¿A dónde va?
Sonrió melancólico. –No lo sé.
Con este microrrelato participé en el III Certamen de Relatos Breves de Renfe. Temática: el tren y el viaje. Sí, toco muy tangencialmente estos temas, igual por eso sumé mi tercer fracaso en el mundo de la micronarrativa [o igual no, pero a mi ego le sirve de excusa]. Y sí, el título es horrible, pero fue lo único que me salió con las tres palabras que me quedaban.
Aprovecho para comentar que el ritmo de publicación de NSL está siendo alterado por la desordenada vida del verano, aunada con ciertas obligaciones que no debería seguir postergando. Es de esperar que, a partir de septiembre volvamos a la senda que tanto nos había costado alcanzar.
Ah! Y, no preocuparse, con este artículo se cierra el ciclo de entradas de microrrelatos, al menos por una temporada ^_^
Si no eres parte de la solución, eres parte del problema
Estaban sentados en un bordillo de la Cuesta de Santo Domingo. Todavía era temprano para el encierro y la calle estaba casi despejada.
Él miraba hacia el río y recordaba escenas del pasado. La cogida de su padre en el 96 se clavaba como una punzada en su pecho. La primera vez que corrió junto a él, seis años más tarde, erizaba el vello de sus brazos.
Ella miraba las estrellas, los colores del cielo y el rumor del viento traían visiones de días por venir. El viaje que habían prometido hacer al sur, tras los exámenes de septiembre. La película que había prometido no ver si no era con él.
-No entiendo por qué lo vas a hacer.
-Pues está bien claro. A ver, ¿por qué lo haces tú?
-¿Qué tendrá que ver? Yo no estoy muerto de miedo.
-Sí lo estás.
Él recordaba las veces que le había visto esconder lágrimas según volvía de correr.
-¿Es por eso? ¿Quieres que pase miedo por ti?
Ella recordaba las veces que sus ojos habían brillado al contarle lo cerca que estuvo de las reses.
-No tiene nada que ver.
Se miraron largamente. Y se besaron.
No importa lo que digan de mí, siempre que escriban bien mi nombre