Mira en un impulso hasta dónde has arrastrado la razón.
¿Qué es más importante, lo que ven o lo que enseñas en su honor?
Y yo
no volveré a creerte más,
es más
de lo que puedo soportar.
Déjame
desaparecer.
Vuélvete,
que ya no estaré.
El truco es fácil, sólo hay que aprender
a desviar el centro
de atención y despistarles,
como cuando
te colaste
en mi cabeza.
Y sí,
fue la primera gota
de la última tormenta
que dejó patas arriba nuestras vidas.
¿Cuánto rato más aguantarás en ese estado demencial?
Agujeros negros en tu estómago de acero, piénsalo.
Si tú
mueves el mundo con tus giros,
después
vas y lo paras con tus gritos.
Déjame
desaparecer.
Vuélvete,
que ya no estaré.
El truco es fácil, sólo hay que aprender
a desviar el centro
de atención y despistarles,
como cuando
te colaste
en mi cabeza.
Y sí,
fue la primera gota
de la última tormenta
que dejó patas arriba nuestras vidas.
Aguanta el pulso y tira
a matar con osadía,
como cuando
apuntaste
a mi cabeza.
Y sí,
será la última gota
de la próxima copa
la que deje por los suelos mi memoria.