Dos horas increíbles. Increíbles. Una intensidad que, a mi parecer, poca gente puede dar a su música como lo hace Iván Ferreiro, unida a un repertorio que crece en tamaño y calidad con cada disco, y con la presencia de una banda que sigue la misma tendencia. Era de esperar que a todos se nos cayera el alma a los pies y luego volviera a subir al cielo con la voz y la interpretación de Iván, pero ver a su banda vivir las canciones al mismo nivel, fue una muy grata sorpresa, sobre todo a ese chaval, Emilio Sáez, que a ratos golpeaba la guitarra con la rabia y la intensidad estridentes de las canciones que tocaba...
Hubo muchos momentos para enmarcar. En cuanto a canciones, me quedo con Mrs P, Fotogramas y, por supuesto, Turnedo. Las dos primeras porque cambian en directo, no son la misma, tienen otra fuerza, en Mrs P, esa fuerza se conoce, se sabe que la canción la tiene, pero el directo la extiende, la prolonga y hace que posea a la canción de un modo nuevo, misterioso y embaucador. En Fotogramas, la fuerza es una revelación, es como algo que te pregunta si te has parado a pensar lo que se te está diciendo cuando se te cuestiona "si es cierto que ves pasar fotogramas que enseñan tu vida en un solo segundo". Y Turnedo es la expresión más pura que puede haber de la comunión entre Iván, Amaro y todos los que estamos ahí abajo, desesperadamente enérgicos cuando nos preguntamos "quién no tiene valor para marcharse", y con la más larga de las sonrisas cuando acaba la canción cantando un delicioso trocito de Diecinueve.
Los hermanos Ferreiro dejándose la piel en el escenario. También hay un Mac!
Otra prueba de la conexión que existe entre Iván y nosotros que vivimos sus canciones, es que a nadie le importara que se equivocara con la letra de Rocco, a mí hasta me hizo ilusión pensar que se podía estar poniendo nervioso al tocarla para nosotros. Le aplaudimos más que nunca y siguió, y a cambio, él nos regaló un trocito de Tío Vivo e Inerte, todo ello tocado simplemente al piano. Eso fue magia.
Y comentaba algún repelente que Magia, del nuevo disco, no tenía gancho en directo. No es lo que yo vi, me encantó ese vals con el acordeón de César Pop incluido. Un vals, que como en tantas otras canciones que canta el gallego, no es lo que parece.
Típica pose extraña de Iván
Por lo demás, algunas colaboraciones más, Coque Malla, una tal Adela a la que no se oyó nada y el mismísimo Suso Sáez a la guitarra en varias canciones. Y, lo más importante de todo, una compañía excelente a mi alrededor, tanto que muchas veces me olvidaba de lo que estaba pasando en el escenario y me giraba para berrear unas canciones significativas para mí y para ellos, con una complicidad tan densa que lograba abstraer de aquello tan grande que pasaba sobre nosotros.
En fin. Genial. Escalofrío recurrente, entrega absoluta ante la grandeza de un artista que transmite como pocos, un repertorio que se podía paladear y del que hasta lo peor sonaba bien, y poquísimas ganas de abandonar una sala en la que se había vivido tanto en tan poco tiempo. Pero salimos, y el resto de la noche también valió la pena, aunque eso, como se suele decir, es otra historia.
Y es curioso, pero voy a acabar este artículo sin decir ninguna mentira. Aunque supongo que, como dice el propio Iván, habré mentido sin querer contando mi verdad.
A esto me refería con todo el tema de la intensidad...
~/Iván Ferreiro/~/La Distorsión/~